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CUERPO, MENTE Y ESPÍRITU

Una asana es una posición corporal concreta que incide sobre nuestro funcionamiento fisiológico, mental y energético.

La práctica de las posturas de yoga, es decir la práctica del Hata Yoga, nos ayuda a mantener el equilibrio, ya que a nivel físico, sus beneficios tienen un alcance holístico y repercuten tanto sobre el cuerpo físico como el emocional y mental. El modo en que colocamos el cuerpo en cada postura (asana) tiene un efecto sobre las cadenas musculares del cuerpo, a la vez que actúa regulando la función de los distintos órganos internos y sistemas (nervioso, endocrino, circulatorio).

A nivel emocional y mental las posturas actúan armonizándonos. La práctica de las asanas requieren que nos concentremos, para que nuestra mente pueda dirigir a las distintas partes de nuestro cuerpo en la construcción de la postura. Esto hace que desarrollemos atención, serenidad y tranquilidad, y como resultado nuestras emociones se equilibran, y el flujo de pensamientos se reduce hasta poder detenerse.

Este equilibrio que conseguimos entre mente y cuerpo, va más allá y tiene también una incidencia a nivel energético. No sólo equilibra el hemisferio izquierdo y derecho del cerebro, también equilibra los principales centros energéticos, optimizando la circulación y la distribución de la energía.